Consulta de Psicología

 
¿CUÁNDO ACUDIR A UN PSICÓLOGO?
María ha dejado de jugar al tenis, bailar, ir al gimnasio. A partir de una desagradable experiencia que vivió, cada vez que nota su corazón latir se asusta muchísimo. Cree que si hace alguna de estas actividades corre el riesgo de sufrir un infarto e incluso de perder el control de sus actos. Raquel ha tenido que pedir la baja en el trabajo porque se siente cansada, incapaz de levantarse de la cama. Sus pensamientos negativos respecto a sí misma, los demás y el futuro le angustian mucho. Está irritable, llora con frecuencia y ha dejado progresivamente de ver a sus amigos y hacer actividades.
David es sociable, pero se pone tan nervioso frente a las situaciones interpersonales que lleva tiempo evitando el contacto con la gente, pues teme no desenvolverse bien y hacer el ridículo. Sus pensamientos siempre giran en torno al miedo de que le juzguen negativamente. Luis se lo pasa muy mal cada vez que tiene que subir en un ascensor. Cuando entra en uno, su mente se invade de pensamientos catastróficos y su cuerpo reacciona súbitamente con una gran cantidad de ansiedad, manifestándose en forma de ahogo, palpitaciones, sofoco...
Estos y otros, son problemas emocionales que pueden ser motivo de consulta de un psicólogo. Son comportamientos fruto de malas experiencias o de aprendizajes inadecuados y que producen un gran malestar en la persona, impidiéndole vivir felizmente.
A lo largo de nuestra vida, aprendemos comportamientos con los que nos sentimos bien: aprendemos un deporte, a relacionarnos con los demás, a ser eficaces en el trabajo, a manejar situaciones difíciles, a resolver problemas...
Sin embargo, de la misma forma que aprendemos a actuar adecuadamente, también podemos aprender, a lo largo de nuestra vida, conductas que nos hacen daño. Aprendemos por ejemplo a tener miedo ante determinados estímulos o situaciones, a deprimirnos ante problemas más o menos importantes, a preocuparnos en exceso por asuntos cotidianos o a enfurecernos cuando las cosas no nos salen como queremos.
Si estas conductas nos perjudican y nos provocan sufrimiento, sería buena idea hacer algo para cambiarlas. De la misma forma que las hemos aprendido, las podemos desaprender y sustituir por nuevos comportamientos que nos ayuden a vivir mejor.
Este es, por tanto, el objetivo del psicólogo y de la terapia psicológica: enseñar estrategias, habilidades y técnicas concretas para que el ser humano aprenda a superar el problema que sufre de forma eficaz y, en consecuencia, recupere la autonomía que perdió a raíz del mismo.

Victoria González Alfonso

Colegiada PV7455
 
volver atrás